lunes, 16 de marzo de 2020

El Coronavirus y su habilidad para desvelar el egoísmo.

Días antes de que estallara (más) la bomba del Coronavirus, me disponía a abastecerme con alcohol en gel y vitaminas para mi familia, sin embargo, muy a lo nica, no lo hice, y se me prendió el bombillo hasta que no pude encontrar nada en las farmacias.


De hecho, mi recorrido inició en el WalMart de la carretera de Managua hacia el departamento de Masaya, luego pasé por dos Maxi Palí, para terminar recorriendo 5 farmacias, ubicadas todas en la vía principal del mercado Iván Montenegro. El resultado: Cero alcohol en gel y únicamente vitamina C para mis seres queridos.

Cada despachador en las farmacias ya esperaba la pregunta: ¿Todavía tenés alcohol en gel? Aunque la respuesta era más que obvia, de hecho los despachadores ya tenían dolor de cuello por pasar, quizás todo el día, diciendo que NO a todos los compradores. Fue realmente sorprendente y todavía lo es hoy saber que no se va a encontrar nada de esto en toda Managua. En los departamentos, la verdad, no sé mucho más.

Solo imaginé a aquellas familias que se pusieron las pilas antes de todo y se abastecieron hasta demasiado. Y pues, qué mala onda, ¿no? El egoísmo se tomó las conciencias de todos y empezaron a dejar los anaqueles con solamente el recuerdo de un producto que, para colmo, no ha sido reabastecido, y eso molesta más.

Ahora, han salido algunos sinvergüenzas a vender alcohol en gel a precios exorbitantes que hacen que muchos hayan optado por comprar alcohol líquido, del normal, que al final creo que también sirve para protegerse. Y qué hablar de los que se han asegurado el aseo personal para meses con tanta compra de papel higiénico. ¡Impresionante!


Y es que no hay suficiente para todos, y pues, en un país como Nicaragua la cosa se siente peor ante tanta incertidumbre y tantos dimes y diretes que a uno lo exasperan todavía más. Y luego vemos que miles critican al gobierno por no tomar medidas visibles ni palpables, y luego salen los otros criticando a los que deciden divertirse en fiestas, los que marchan, los que se encierran, los que se burlan, los que se ríen, los que se deprimen, los medios de comunicación entrevistando a profesionales de la psicología que usan el término "chacota" para describir a quienes hacen humor de la situación, los que usan mascarillas, los que saludan con los codos a manera de gesto amigable para no dejarse sofocar por la paranoia...

¡Y MUCHO MÁS!

Nunca vi a los empresarios hablar sobre cómo combatir la especulación de precios, ni al gobierno emitir comunicados sobre sanciones a los que se aprovecharan del comercio de estos productos, y sobre todo, jamás vi tanto egoísmo. Pero tampoco es que voy a deprimirme por eso. Estamos locos todos, Lucas.

Es definitivo que algo que ha causado tanto terror en el mundo, lo causa también en quien aún no lo experimenta. Pero, ¿por qué tenemos que actuar todos como los millonarios, como los dueños de los países y eruditos de la economía? Esos que dicen que el impacto económico será y es grave, en un mundo en el que todo debería ser gratis.

Si tanto nos molesta lo que el otro hace, entonces sigamos siendo egoístas (ya que tanta experiencia tenemos), protejámonos como se debe con algo tan sencillo como lavarse las manos. Quizás de esta experiencia por fin aprendamos.


Salen a luz los «influencers» aprovechando la situación para ganar más seguidores, y muchos creyendo sus historias (como siempre); otros haciendo crecer el ego de Bukele pero sin hacer cambios importantes en sus propias casas, no solo por lo que sucede hoy, sino por las terribles cosas que se aproximan.

Qué triste es que nuestros hijos todavía vean los resultados de nuestra pobreza humana en todas sus dimensiones. Definitivamente estamos muy mal, pero mal, mal, mal. Y el planeta se está tomando un descanso, ya que nunca dejamos de jalarle el pelo como niños malcriados.

Muuuuchas gracias.

Managua, 16 de marzo del triste 2020
Ya con sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario