Si usted es de los míos, de los que simplemente detestan las faltas de escritura, de los que padecen “intolerancia a la carencia de ortografía” y que siempre están corrigiendo a los demás por una coma mal ubicada, o por una tilde que debería ir en alguna palabra; entonces bienvenidos a un mundo imperfecto que, en realidad, quisiéramos fuese mejor.
¿Preparados para sentirse
incómodos? Como es usual, acá en Opinión Libre vamos a tocar un tema que
trastoca lo más profundo de la piel de muchas personas, aunque no debería ser
algo que cause animadversión en un sinnúmero de individuos que viven día a día
dentro de una burbuja de conformismo o desinterés apelando al típico “de todos
modos me entendiste”; como si fuese responsabilidad u obligación nuestra
digerir toda falla a la lógica lingüística / gramatical para adaptarnos a la
mediocridad textual.
¡No, señores! ¡Me rehúso! ¡Va
contra mi ética y mis principios! ¡Y sé que hablo por muchos! ¡Jamás toleraré
la cacografía! (Significado de cacografía)
A ver, jóvenes. La ortografía es
valiosa en cualquier parte del mundo, en cualquier idioma, y sobre todo, en
cualquier red social. Muchos dirán que esto no tiene importancia, pero en
efecto, la ortografía es nuestra principal carta de presentación, incluso más
que nuestra imagen, porque a veces muchos no tenemos cómo lucir mejor, ya sea
por la ropa o por otros factores estéticos sin importancia. Sin embargo, un
método pulcro para demostrar nuestro profesionalismo es, precisamente, la
ortografía.
¡Ninguna profesión está exenta!
¡Ninguna profesión está exenta!
Si no me creen, pregunten lo siguiente
a quiénes lo deseen: “¿Usted cree que si yo escribo bien, se me verá mejor a la
hora de desempeñarme en mi carrera o en mi trabajo?” No tengo dudas en que la
mayoría de las personas, sean quienes sean, les contestarán con un “Sí”
rotundo. Y créanme, no se trata de decir que nadie tiene derecho a fallar, o
que la ortografía es una cuestión de niveles sociales o económicos, para nada. Sino que
debemos reconocer que se trata de un tema tan fascinante, que debería ser
importante para todos.
Es un problema mundial.
Según Lennox Morrison, de la BBC,
“hay páginas web y publicaciones online repletas de estos errores, así como
líderes mundiales que algunas veces no hacen una pausa antes de enviar sus
mensajes”.
Además, detalla que “estos
pequeños errores no solo tienen el poder de hacernos ver menos inteligentes de
lo que somos: una mala escritura también puede crear confusión, poca claridad y
falta de coherencia”. (Leer: La verdadera importancia de tener buena ortografía).
¿Ven? No soy el único que lo
dice, para que no me crucifiquen por hablar de un tema que le incomoda a
tantos. Pero no debería ser así. Es solo cuestión de entender que así como
queremos ser mejores ciudadanos, perder peso, no consumir tanta chatarra, leer
más libros, asistir a la iglesia, ver mejores series, y otras acciones de
cambio personal; también podemos sentirnos mejor al presentar escritos
impecables, limpios, sin mancha alguna que nos den a cambio los elogios de los
demás. ¿Hay algo de malo en recibir reconocimiento?
En fin, a como dijo Simon Horobin,
profesor de inglés y literatura en la Universidad de Oxford: “Es mejor parecer
un poco quisquilloso y anticuado, que tratar de parecer más relajado y terminar
molestando a todo el mundo por todos los errores básicos que cometiste”. Sencillo,
pero tan complicado para muchos.
Yo se los digo en serio, es de mi
total desagrado leer cómo escriben algunas personas, y en muchísimas ocasiones,
muchos famosos, “influencers”, profesionales; de esos que la gente “admira”. Irremediablemente
no encuentro lógica en elogiar tanto a una persona común y corriente si al leer
las “maravillas” que escriben les encuentro más de un error. Pero bueno, todos
estamos expuestos a tropezar, aunque es incomprensible que tratándose de
grandes personalidades no se preocupen por algo así.
Nos llaman “Grammar Nazis”.
Que se llegue al punto de tildar
a los interesados en la ortografía como “Nazis de la Gramática”, ya es algo
extremo, pero en realidad, me enorgullezco de ello (y sé que otros también se
enorgullecen); porque nos sentimos bien con nosotros mismos, y les puedo jurar
que corregimos con el ánimo de ayudar. Lo que sucede es que el corregido se
siente ofendido fácilmente, y es comprensible; a nadie le gusta ser corregido.
Según un estudio de PLOS ONE, los que corrigen las faltas de ortografía a los demás son unos cretinos.
JAJAJAJAJAJA… Nos gusta ver el mundo arder; pero insisto, no es esa la
intención. Solamente creemos que lo utópico de un mundo imperfecto algún día
puede volverse realidad. Y así como a Bad Bunny se le dio el premio al mejor
compositor del año, también la ortografía será un asunto relevante para los
grandes emporios del arte en cualquiera de sus expresiones.
“Nada puede hacerte perder
credibilidad más rápido, y hacerte ver como un ignorante, que un error
ortográfico"; expresa Roslyn Petelin, profesora de escritura en Australia;
y no puedo estar más de acuerdo.
Así que por favor, si alguna vez
notan que cometo un error, no duden en señalarlo, aunque sea en público, no
soy débil en este sentido. A mis casi 36 años he aprendido algo nuevo todos los
días, y si se trata de proteger y fortalecer mi manera de escribir, les estaré eternamente
agradecido.
No pasa nada, es lo que pienso. Gracias a los que leyeron hasta el final.
Erick Ruiz José
Periodista
2 de agosto de 2020.
Tenes toda la razón
ResponderEliminarMe ha gustado el artículo de principio a fin. He aprendido varias cosas. Comparto todos tus comentarios, sigamos nutriendo nuestra libertad de expresión por medio de la ortografía.
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